Yo soy O.M. AÏVANHOV, queridos hermanos recibid todo el saludo del Fuego de los Melchizedek. Me dirijo a vosotros para hablaros sobre acoger el CRISTO, acoger el CRISTO Aquí y Ahora es una experiencia directa a través de vuestro Corazón.
El CRISTO
como se ha dicho retorna, retorna al Cielo, no esperéis de ver el CRISTO andar
como lo hizo hace 2.000 años sobre la Tierra, entiéndanos, pues en un suceso
como este, en la encarnación, en la carne de MIKAËL, como Regente y Creador de
este Universo, no es algo que suceda cada día ¿eh? Es necesario pues un momento
privilegiado para que esto suceda, y esto ya sucedió, significando el Regreso
de este Planeta y del Sistema Solar hacia la Unidad. Esto como sabéis ha
seguido su proceso, visteis hace 2.000 años la venida del CRISTO, y ahora hace
30 años la venida del Espíritu Santo. Y ahora estamos en plena acogida del CRISTO
en cada uno de nosotros.
Cada
consciencia humana encarnada ahora es libre de recuperar su esencia Crística,
esto os permite acoger el CRISTO directamente a través de la encendida de
vuestro Fuego del Corazón, de vuestro Fuego del Amor. Muy seguramente podréis
acoger el CRISTO a través de un hermano que ha revelado con fuerza su CRISTO,
con toda seguridad que podréis vibrar fácilmente a su lado, probar, podríamos
decir, este calor y esta paz sin motivo. Recordad bien porque no hay ahora
mismo ninguna autoridad en cuanto al CRISTO, nadie más que vosotros.
El CRISTO
que sois está más allá de toda historia o referencia, libro o escritura. El
CRISTO que regresa es el CRISTO Vivo en vuestro Corazón, así pues abríos sin
esperar nada de lo que conocéis. Si no podréis encontrar casos, ciertas
personas o congregaciones tan aferradas al dogma, que incluso si el CRISTO se
presentara no lo reconocerían. Tal es la ceguera que produce el aferrarse a las
doctrinas, a las escrituras como única validez. El CRISTO que regresa es el
CRISTO Vivo, es la Llama de la Resurrección.
El
Principio Crístico es la base de la vida Unitaria, el Amor Incondicional, mucho
más allá de cualquier Amor que pueda ser condicionado o no condicionado, es un
estado de entrega total, un estado de disolución en la Paz del Padre, esto nos
trae a la Verdad, a la Esencia Crística. Como siempre os dejo unos instantes
para que acojamos el CRISTO todos juntos. Así como se dijo cuando dos o más
estén reunidos en mi nombre ahí estaré. Acojamos.
…Acogiendo
al Cristo…
La pregunta
ahora mismo es muy sencilla, tenéis todo el Fuego del Cielo que está cayendo,
tenéis toda la vibración de LA FUENTE, del Corazón de la Tierra… ¿Cual momento
más adecuado para acoger el CRISTO? Por eso antes desprenderos de todo lo que
no sois, de todo lo que ocupa vuestra paz, vuestra serenidad.
Acoger el
CRISTO hoy es una Gracia, totalmente facilitada por la vibración actual de la
Tierra, por la Vibración actual de vuestro Corazón, por la vibración de todas
vuestras células vibrantes y en armonía, en su configuración original de Luz
Crística.
No es
cuestión de describir más los efectos de esta fusión, de esta disolución en el
CRISTO, en el Absoluto, pues esto se vive ahora mismo en el momento que giráis
vuestra cabeza hacia la Verdad. Cuando este “Click” de la consciencia, este
Abandono a la Luz, este Abandono al Ser, que evoca la Crucifixión de la ilusión
de todo lo que se ha creído ser. Como sabéis la Crucifixión es necesaria para
la Resurrección, no veáis aquí mismo nada doloroso, simplemente desapegaros,
soltad las maletas ahora que estamos bien a punto a nivel colectivo para
recibir el CRISTO. ¡Qué Gracia pues habéis elegido un buen momento para acoger
el CRISTO!
Os invito
a celebrar en permanencia esta Fiesta de Reencuentros. Un saludo de mi parte,
como Comendador de los Melchizedek, a todo el Colectivo del Uno, a todos los
Trabajadores de la Luz, a todos los Liberados Vivientes, demostrando la
Libertad Total en la dimensión que sea.
Buena
acogida del CRISTO, buena encendida de vuestro Corazón y de vuestro Cuerpo
Eterno, vuestro cuerpo de Eternidad.
Transmitido
por Sijah Sirius
Traducción:
Lucía Montaño Ferrer
Del
Colectivo de los Niños de la Ley del Uno
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